El accidente que marcó a Kaká



El camino que tuvo transitar Ricardo Izecson dos Santo Leite, mejor conocido como "Kaká" para convertirse en futbolista profesional fue bastante oscuro y estuvo lleno de obstáculos que incluso pudieron apartarle del fútbol cuando apenas tenía doce años de edad.
El primer escollo que se encontró Kaká en su camino fue cuando tenía la tierna edad doce años cuando fue diagnosticado con un retardo en la edad ósea, cuestión que lo convertía en un atleta sumamente frágil y que le costaría muchísimo poder competir en igualdad de condiciones con sus compañeros de equipo.
Para superar esta situación debía someterse a más de seis horas diarias de trabajos en el gimnasio con los fisioterapeutas del Sao Paulo, consumir una mayor cantidad de vitaminas y cambiar drásticamente su dieta. Todo este esfuerzo tendría su recompensa cuando cumplió dieciocho años ya que estaría a la altura e incluso superaría a sus compañeros de equipo en ese entonces en los exámenes médicos.
Sin embargo, en el año 2000 cuando militaba en el equipo juvenil del Sao Paulo fue sancionado por acumulación de amarillas, cuestión por la que su entrenador le dio dos días libres que aprovechó para visitar a sus abuelos. Luego de allí, fue con su hermano a un parque acuático y al lanzarse de un tobogán, su cabeza pegó contra el piso de la piscina, por lo que sangró muchísimo y se pensó por un momento que el accidente le apartaría del fútbol totalmente. Pero no fue más que un susto, y volvería a los dos meses a los terrenos de juego. "Creo que Dios tuvo un propósito en ese accidente, creo que no fue coincidencia." Argumentó Kaká años después en Real Madrid TV sobre esta anécdota.


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